Todos hemos pasado por el sistema educativo alguna vez en la vida y todos hemos tenido contradicciones, dudas, quejas. Pero, ¿nos hemos parado a pensar realmente en los problemas de la "educación"? ¿Y en las posibles soluciones?
En este apartado quiero dar mi mirada sobre el sistema como estudiante de primero en el doble grado de Primaria y Pedagogía en la UCM. Con esta concreción quiero dar a entender que la opinión es cambiante y está condicionada por nuestras experiencias y el contexto que nos rodea. En la universidad se me presentarán diferentes problemas y espero poder crear alguna solución gracias al pensamiento racional, para lo que la universidad te prepara.
En la carrera, los maestros plantean muchos problemas, pero quizás nadie viene con las soluciones en la mano. Puede que no haya solución o que, directamente, el problema esté mal planteado. He topado con un texto potente que cuestiona el sistema educativo: La sociedad desescolarizada de Iván Illich (2010). En él, se plantea la pregunta de si el problema del sistema educativo está en su propia raíz, en su estructura, en los beneficiarios del mismo.
Y aquí es donde quiero traer mi reflexión. ¿Y si el problema no está solo en cómo navegamos, sino en el propio mar en el que nos movemos? Un mar que, como el de Galicia tras el desastre del Prestige, está manchado de petróleo. ¿Cómo se puede avanzar en un mar contaminado? ¿Cómo podemos aprender a surfear cuando cada movimiento nos llena de ese mismo petróleo que domina el mar e impide el aprendizaje?
Illich nos hace abrir los ojos, nos enfrenta a esa idea que no queremos oír, la escuela no solo enseña, sino que también oculta. Nos habla de un currículum oculto, de valores y normas que aceptamos sin cuestionar un sistema que no siempre premia el aprendizaje real, sino la adaptación a sus reglas. Plantea el problema de enfoque de la educación, y es que, realmente la educación no se basa en la escuela. Realmente es impactante la idea de que la institucion de la escuela propone un único modelo de aprendizaje, un solo camino que no todos podemos llegar a recorrer por nuestro contexto, pero que sin embargo todos aceptamos. Desescolarizar, en su visión, sería como limpiar ese mar de petróleo, aunque cueste, dejar que la educación sea libre. Pero, ¿realmente es posible? Podríamos acabar a la deriva, sin resultados.
Desde que nacemos hasta que morimos, todo está institucionalizado, y aunque estas parecen ser necesarias y ayudarnos, Illich dice que esto genera una "nueva pobreza", una dependencia de estructuras que nos dicen qué aprender, cómo hacerlo y cuándo es válido lo que sabemos. Nos hace preguntarnos si el problema está en el dinero que se invierte en la escuela o en cómo se usa. Nos acorrala con la idea de que es una incongruencia que la educación institucional sea la que intenta arreglar sus propios problemas. Y aquí es donde me surge la duda: ¿es posible mejorar el sistema desde dentro o es necesario un cambio radical? ¿Cómo limpiamos este mar sin destruir todo habita en él?
Las universidades están llenas de estudiantes que han tenido las oportunidades económicas para llegar hasta allí, sobre todo en las privadas. Si la educación pública quiere ser un espacio de igualdad, ¿por qué sigue perpetuando desigualdades desde la base? ¿Por qué algunos navegan con yates mientras otros apenas tienen un kayak? Sin embargo, ambos tienen la necesidad de llegar a las bateas, pero de antemano el mar sabe quién llegará primero y lucha porque así sea.
Siempre se habla de que hace falta más dinero para la educación, pero nunca parece suficiente. Mientras tanto, la formación profesional, que podría ser una vía alternativa para muchos, sigue recibiendo menos apoyo. Y es que el sistema premia el título certificado, pero ¿es la educación solo un título? ¿Acaso nuestras habilidades y conocimientos pueden reducirse a un papel? Tal vez el problema no sea la existencia de la escuela, sino lo que esta valora y cómo lo mide. Aunque es posible que este problema del que todos somos conocedores no convenga cambiarlo debido a la propia institución.
Se nos dice que fomentemos la creatividad, pero nos encierran en un sistema rutinario. Nos piden aprender a leer el mar sin dejarnos tocar el agua. Si seguimos navegando sin cuestionar, sin tratar de limpiar el petróleo que contamina nuestro océano educativo, ¿estamos avanzando o simplemente sobrevivimos en un entorno hostil?
No tengo respuestas definitivas, tampoco creo que las haya (de momento). Solo soy un estudiante que quiere cuestionar su entorno, que no quiere vivir cegado, que si quiere ir más allá, y que está convencido de que los problemas no se solucionan omitiendo su existencia. Quizás gracias a estos replanteamientos y trabajo reflexivo, algún día si que pueda aportar ideas para trabajarlas y llegar a una solución.
Hay algo que tengo claro, y es que, como ocurrió con el Prestige en Galicia,, la limpieza de este mar depende de todos. Si esperamos a que alguien más lo haga, si confiamos en que la solución vendrá de arriba, quizá nos quedemos esperando demasiado tiempo. Pero si empezamos a abrir los ojos y no tememos el que nos tachen de "locos" por decir que el mar esta negro, tal vez, poco a poco, podamos ver el agua clara otra vez.
Illich, I. (2010). La sociedad desescolarizada (M. Á. López, Trad.). Ediciones Godot. (Trabajo original publicado en 1971)
20minutos. (2017). Voluntarios limpiando chapapote en la playa [Fotografía]. 20minutos. https://www.20minutos.es/fotos/actualidad/el-desastre-del-prestige-8961/9/
Me ha encantado!
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