domingo, 2 de febrero de 2025

Presentación. Conceptualización de educación.


La educación como el mar. Introducción a la educación.



Quiero que mi primera aportación en el blog sea algo que me represente, para generar ese espacio de confianza en el grupo y, además, ofrecer un enfoque de la educación que quizás pueda aportar algo interesante a alguien de la clase o a cualquiera que se ofrezca a leer esto. El blog será ese espacio para conocernos y retroalimentarnos con las ideas de nuestros compañeros en este proceso de formación que estamos viviendo y que en ocasiones nos puede hacer dudar de si estamos o no en el lugar correcto, pero no debemos olvidar que estamos aquí para llegar a ser lo que realmente nos hace felices.

Por ello, os quiero mostrar una metáfora que llevo tiempo pensando y trabajando en mi mente, refleja mi forma de pensar y que, quizá, aporte un punto de vista más conceptual sobre la profesión de educador. Tal vez ayude a alguien a enfocar mejor el futuro que nos espera. No dejamos de ser estudiantes de primero, y creo que juntos debemos empezar a comprender y reflexionar, desde nuestra propia mirada, qué es realmente la educación.

Yo os muestro la mía y espero que pueda servir de ayuda. Además, así aprovecho para que me conozcáis mejor. Para ello, os contaré mi idea a través de una metáfora entre la educación y el mar, intentando aportaros un enfoque visual.


Para mi la educación es como el mar. Un lugar único, donde se puede encontrar calma y felicidad, pero que también merece respeto por la incertidumbre que genera. Puede ser tranquilo o volverse bravo, ponerte a prueba y hacer que todo parezca más difícil. Pero, si aprendes a entenderlo, a moverte en él, a aceptar lo desconocido y esa idea de que no siempre todo está bajo nuestro control, descubres que hasta los temporales tienen su encanto.

A mí me encanta el norte de España. Allí, cuando el mar se enfada, puedes llegar a disfrutarlo incluso más, solo tienes que encontrar tu sitio para mirar y aprender a verlo de otra manera. Los surfistas de Galicia lo saben bien. En las rías disfrutan la calma, pero son las grandes olas las que les han enseñado. Porque lo importante no es solo el momento de tranquilidad o la meta alcanzada, sino el proceso, el aprendizaje de cada ola que superas.

La educación es igual. No se trata solo de llegar a un destino, sino de lo que aprendemos en el camino. Todo esto se ve también reflejado en mi libro favorito, La Odisea, donde Ulises navega por mares impredecibles, llenos de desafíos y adaptándose a lo que encuentra. Su viaje no es perfecto, pero cada tormenta, cada desvío, cada isla a la que llega a parar le aporta algo. La enseñanza, como ese viaje, no consiste en evitar los temporales, sino en aprender a moverse en ellos, reinventarse y crecer.

Creo que cuando cumplimos un objetivo la felicidad es intensa, pero efímera. A veces, incluso, puede dejar un cierto vacío. Por eso, lo realmente valioso es el proceso, el camino, y no solo el logro. Si solo disfrutamos la recompensa, puede que acabemos sintiendo que hemos pasado por la vida sin haber aprendido ni disfrutado de verdad.

Aprender es navegar. A veces el mar es sereno, a veces es duro, pero si entendemos que cada ola, cada desvío, es parte del viaje, podremos disfrutarlo de verdad.










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